¿De
donde venimos?
¿De dónde venimos? Es una pregunta que mucha gente se
hace, pero tal vez no sea su intención retroceder millones y millones de años
para responderla, pero es la única forma para encontrar la verdadera respuesta.
Para comprender nuestro origen más remoto tenemos que
tener en claro que todos los animales y plantas que viven hoy sobre la Tierra
provienen de la evolución.
También debemos considerar la teoría creacionista, en
donde se dice que el hombre es la creación divina, que Dios creo al hombre y a
la mujer a su imagen y semejanza y los llevo al jardín del Edén.
Algo muy contradictorio porque la biblia únicamente reúne
6,000 años. De ahí que el hombre tiene la necesidad de tener pruebas concretas
de su origen; inicia con las investigaciones tardándose muchos años para tener
pruebas concretas y pudieran demostrar que los seres humanos venimos de África
y no de la creación divina como la iglesia Católica lo había hecho creer a
través de la biblia.
El principal problema que se plantea en un principio, es
pensar cuál de las dos teorías es la correcta y por cual nos debemos inclinar,
la teoría evolutiva presenta pruebas a través de los fósiles encontrados la
teoría creacionista se fundamenta en lo escrito
en la biblia. De ahí que surjan discusiones sobre cuál es más posible o
tiene más pruebas.
Juan Pablo II tiró por tierra el creacionismo al decir
que el génesis debía tomarse como una metáfora poética y que la teoría
evolutiva era real, pero el hombre se hizo hombre cuando Dios lo dotó de conciencia.
Los estudios revelan que la humanidad tiene 75,000 años
de existir por lo tanto Adán y Eva de los que habla la biblia no fueron los
primeros habitantes de la tierra.
La humanidad ha evolucionado y adaptándose a los
diferentes cambios climáticos y transformándose al hombre actual.
Primero debemos de comparar y analizar las dos diferentes
teorías, cada una tiene sus pros y sus contras, lo que parece más creíble es el
evolucionismo, debido a la cantidad de pruebas que tiene por lo menos más que
el creacionismo.
Pero la evolución
biológica debemos entender como el conjunto de transformaciones, a
través del tiempo, que han originado la diversidad de formas de vida que
existen sobre la Tierra, a partir de un antepasado común. La palabra evolución
fue utilizada por vez primera en el siglo XVIII por el suizo Charles Bonnet.
Pero el concepto de que la vida en la Tierra evolucionó a partir de un ancestro
común ya había sido formulada por diversos filósofos griegos, y la hipótesis de
que las especies se transforman continuamente fue postulada por numerosos
científicos de los siglos XVIII y XIX, a los que Charles Darwin citó en su
libro “El origen de las especies
Según la teoría segregacionistas.
Algunos creacionistas creen que la Tierra es joven,
indicando que el planeta tiene menos de 10.000 años, y generalmente creen que
fue creada por Dios hace 6.000 años.
Dentro de este creacionismo existen tres formas:
* Creacionismo de la Tierra Joven: rechaza absolutamente
la evolución de las especies y las teorías geológicas sobre la evolución de la
Tierra en todas sus formas; siendo la forma más común de creacionismo clásico.
* Creacionismo de la Tierra Joven Ambiguo: acepta en una
Tierra joven la evolución de todos los seres vivientes, excepto la evolución de
los seres humanos. Rechaza la teoría de la evolución de las especies de Darwin
así como el origen del hombre y el evolucionismo científico.
* Creacionismo de la Tierra Joven de una evolución
rápida: asegura que Dios dirigió un tipo de evolución singular de corto período
hasta el sexto día de la creación, en la que después se sumó a la creación o al
nacimiento de las primeras especies, a esa respuesta por el nombramiento joven.
En efecto, el
creacionismo tiene un carácter ideológico semejante al que tiene, en el polo
opuesto, el evolucionismo.
Como el
evolucionismo, el creacionismo consiste en una especie de ideología, basada a
menudo en una teología deficiente, en su modo de entender e interpretar la
biblia. De cara a la cuestión de los seres vivos, el creacionismo sostiene, la
teoría según la cual todos los seres vivos han sido creados inmediatamente y
desde el inicio, por Dios, a partir de una interpretación literalista de los
primeros versículos del libro del Génesis. Para los creacionistas, no hay lugar
para ningún tipo de evolución; a lo más se estará dispuesto a admitir quizá la
micro evolución, es decir, los cambios que pueden darse entre los individuos
dentro de una misma especie, pero nada más.
Según los creacionistas, la Biblia contiene verdades y
enseñanzas también de carácter y valor científico, que hay que respetar y
seguir ciegamente. Sólo a partir de estas verdades científicas se puede
desarrollar una ciencia de la creación, la cual obviamente se encuentra en
conflicto con las teorías de la evolución. Es evidente que no hay modo de
alcanzar ningún acuerdo entre creacionismo y evolucionismo. Para los
creacionistas sólo la ciencia de la creación es válida; toda teoría de la
evolución es necesariamente ideológica y materialista.
Los creacionistas se encuentran no sólo entre algunas
formas fundamentalistas de las iglesias de la reforma luterana, sino también en
algunos grupos de pensadores católicos, tanto en los Estados Unidos como en
Europa. También se encuentran ideas semejantes en algunos círculos de
estudiosos judíos y musulmanes. Si bien aunque creacionismo y evolucionismo son
de por sí incompatibles, no lo son necesariamente creación y evolución.
El problema es que a menudo no se distinguen los niveles
que entran en juego, sobre todo el científico y el filosófico. Esto sucede
tanto entre los que sostienen la teoría de la evolución como los que proponen
la teoría creacionista.
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