Entre las antiguas civilizaciones del Próximo y Medio
Oriente, la persa hizo una destacada contribución al arte del jardín.
La polémica está servida. Para algunos, se trata del sitio
donde una muy terrenal Eva convivio a Adán y que fue por desobedecer órdenes
y al comer la manzana prohibida
cambiaría a la humanidad para siempre. Para otros, es solo un asentamiento
–quizás el más antiguo de todos- de los primeros humanos.
Pero como se llega a la conclusión que el paraíso es un
Jardín hermoso, y porque los arqueólogos siguen sin descubrir vestigios de
este; son muchas preguntas sin respuesta alguna.
Los jardines Persas o el paraíso terrenal como solían ser
llamados. El objetivo de estos jardines era el de procurar la tranquilidad tanto
espiritual como recreativa o un punto de reunión de los amigos eran
esencialmente, un paraíso en la tierra. La manera en que estos jardines se
construían podía ser muy formal y hacían
prevalecer la estructura o muy informal centrándose en las plantas,
respetando, no obstante, algunas reglas simples de concepción, con la intención
de maximizar, en términos de función y emoción, todo aquello que podía ofrecer
el jardín. Se estima que el origen de los jardines persas data de unos 400 a.
C. En las cerámicas de esa época se descubren los diseños en cruz, típicos de
los jardines persas.
El estilo de estos jardines es muy antiguo. Los contornos
del jardín de Ciro I que lindaban con el palacio, permanecen todavía visibles
en la actualidad. Durante el reinado de los Sasánidas (siglo VII de nuestra
era) y bajo la influencia del Zoroastrismo la introducción del agua en el arte
se puso de manifiesto adquiriendo gran importancia que se puso de relieve por
la presencia de fuentes y estanques en los jardines.
El jardín responde a la concepción del mundo dividido en
cuatro partes correspondientes a los cuatro elementos esenciales: agua, aire,
tierra y fuego. La materialización de esta idea en forma de jardín consiste en
un cuadro dividido en cuatro cuadrantes mediante sus dos ejes transversales,
ejes que señalan a los cuatro puntos cardinales.
Los árboles se plantaban generalmente en una fosa que
impedía la evaporación del agua permitiendo que esta llegue con mayor rapidez a
las raíces. Los persas fueron excelentes ingenieros hidráulicos, llegando a
desarrollar numerosos proyectos nunca
vistos en la antigüedad tanto para la construcción de sus palacios, extensiones
de sus tierras, canales, como para
estratégicos planes militares.
En la Biblia se indica que el Edén es un huerto o jardín que
habría existido al oriente, indicando su existencia en una región que se
hallaría en el Cercano Oriente. En el libro Génesis lo menciona. En el jardín
del edén Dios habría colocado dos árboles especiales, llamados el árbol de la
ciencia del bien y del mal y el árbol de la vida; y, además, en este huerto,
Dios habría colocado a Adán y Eva, para que vivieran.
En este lugar, Dios le otorgaría al hombre todo aquello que
necesitase para tener gozo, placer y armonía, de este modo no le faltaría nada.
Comparando lo que dice el libro del Génesis, con que se sabe
de los jardines construidos por los persas podemos decir que el Jardín del Edén
no es más que una descripción de los jardines de las ciudades de los persas, ya
que lo Judíos fueron liberados de Babilonia y luego se encontraron con la
maravilla de este lugar y por lo tanto deciden llamarle “paraíso Terrenal”.
Del mismo modo que
sucede con la historia bíblica del Diluvio universal, y la historia de
Gilgamesh de la Mitología sumeria; se pueden encontrar puntos u origen en
común, o influencia de mitos anteriores en la historia bíblica de la creación
del Hombre. De la misma manera podemos decir que es una copia de lo que sucedía
en el mundo 400 a. c. y que llegaron a describir este lugar para poder de
alguna manera dominar a la gente dándole una explicación sobre lo que sería la
tierra prometida.
Después de muchos años de lectura sobre diversos temas que
despiertan el interés del origen del hombre, de su cultura y evolución en el tiempo,
creo haber llegado por diversos caminos a algunas certezas a respuestas que
todavía parecen incontestables, y entre ellas, la que más me llamó la atención,
es haber encontrado en un lugar geográfico de la tierra, la ubicación del
famoso y tan buscado Jardín de Edén bíblico, que figura en el Génesis del
Antiguo Testamento.
Algunos eruditos sitúan al Jardín de Edén, como a una zona
ubicada a una cierta altura y describen a esta zona como protegida por una
muralla, siendo la zona la meseta, la muralla que protegía a todo este complejo
arquitectónico.
Pero seguimos sin encontrar pruebas y a las tantas
conclusiones que podemos llegar es que el Edén nunca existió, que es la
descripción de los jardines de los persas los que en la Biblia se menciona.
Jardín del Edén |
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