Durante más de 500 años, los mayas fueron la civilización
más rica y avanzada del continente americano. Ocupaban la mayor parte de la
Península de Yucatán y de América Central, así como los territorios que hoy
pertenecen a Guatemala, Belize y Honduras. Pero en el año 800 iniciaron un
lento colapso, y dos siglos después la mayoría de sus templos y ciudades se
habían convertido en ruinas. ¿Cuál fue el motivo? Un estudio publicado hoy en
Science revela que la disminución de las lluvias jugó un papel fundamental en
el desastre.
Al igual que muchas culturas que vivieron antes o después
de ellos, los mayas terminaron deforestando y destruyendo su paisaje. Durante
1.200 años, los mayas tuvieron el dominio de América Central. En la cúspide de
su civilización, aproximadamente en el año 900 después de Cristo, las ciudades
mayas se encontraban repletas de gente. De pronto, todo quedó en calma. El
profundo silencio fue testigo de uno de los desastres demográficos más grandes
de la prehistoria de la humanidad: la desaparición de lo que alguna vez fue la
vibrante sociedad maya.
Algunos investigadores, patrocinados por la NASA, creen
tener una muy buena idea de lo que ocurrió: “Lo ocasionaron ellos mismos”, dice
el veterano arqueólogo Tom Sever. “Los mayas casi siempre son descritos como
personas que vivían en total armonía con su entorno”, relata el estudiante de
doctorado Robert Griffin. “Pero al igual que muchas otras culturas que vivieron
antes o después de ellos, los mayas terminaron deforestando y destruyendo su
paisaje como resultado de sus esfuerzos por ganarse la vida a duras penas en
épocas difíciles”.
Una gran sequía tuvo lugar cerca del momento histórico
durante el cual los mayas comenzaron a desaparecer. Y, al momento de su caída, ya
los mayas habían cortado la mayor parte de los árboles ubicados a lo largo de
grandes franjas de tierra con el fin de despejar terreno para cultivar el maíz
que alimentaría a su creciente población.
“Tenían que quemar 20 árboles para calentar la piedra caliza
que les servía para hacer apenas 1 metro cuadrado de cal que utilizaban como
material para construir sus formidables templos, represas y monumentos”,
explica Sever.
Él y su equipo de investigadores utilizaron simulaciones
realizadas en computadora para reconstruir el modo en el cual la deforestación
pudo haber desempeñado un papel muy importante en el empeoramiento de la
sequía.
Los registros arqueológicos muestran que la caída de las
ciudades-estado de los mayas sí tuvo lugar durante los períodos de sequía; sin
embargo, algunos de ellos lograron sobrevivir e incluso prosperar.
Los mayas llevaron a cabo la deforestación mediante la
agricultura de tala y quema. “Lo que nosotros creemos es que la sequía ocurrió
de modo distinto en diferentes áreas”, explica Griffin. “Nuestra hipótesis es
que los aumentos de la temperatura y las disminuciones de las precipitaciones
ocasionadas por la deforestación local causaron problemas lo suficientemente
graves como para ‘empujar hacia el precipicio’ a algunas, aunque no a todas,
las ciudades-estado”. Ningún factor puede, por sí mismo, llevar a toda una
civilización a la ruina, pero la deforestación que ayudó para que se produjera
la sequía podría muy fácilmente haber exacerbado otros problemas como:
disturbios sociales, guerra, hambre y enfermedades.
Todo esto contribuyó en gran medida para que la
civilización maya desapareciera y que de estas solo queden las grandes
aportaciones que hicieron para la humanidad actual y que son de gran utilidad
aun en este mundo moderno en el que estamos.
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