Fundada por Chu, los Ming establecieron su capital en
principio en Nanjing y revitalizaron la civilización china de los Tang y los
Song. Su poder se asentó firmemente en China y a lo largo de Asia oriental, se
restableció el gobierno civil, se fomentó la literatura, se fundaron escuelas y
se reformó la administración de justicia; se amplió la Gran Muralla y se mejoró
el Gran Canal. El imperio se dividió en 15 provincias, la mayor parte de las
cuales aún mantienen sus nombres originales. Cada provincia estaba supervisada
por tres comisionados uno para las finanzas, otro para los temas militares y
un tercero para los temas judiciales. El comisionado financiero, que encabezaba
la administración, fue sustituido en los últimos años de la dinastía por un
gobernador.
Los primeros Ming también restablecieron el sistema de
relaciones tributarias mediante las cuales los estados no chinos de Asia
oriental reconocieron la supremacía cultural y moral de China y enviaron
periódicamente tributos a la corte china. Durante el primer cuarto del siglo
XV, las tribus de Mongolia fueron derrotadas definitivamente y la capital
volvió a ubicarse en Pekín. Las expediciones navales chinas extendieron el
poder del imperio Ming a lo largo de todo el sureste de Asia, la India y
Madagascar. Sin embargo, desde mediados del siglo XV, el poder Ming comenzó a
declinar. El protagonismo imperial se había deteriorado y los eunucos de la
corte llegaron a ejercer un gran control sobre el emperador, alentando el
descontento y la creación de grupos disidentes en el gobierno. El tesoro
imperial se había reducido a causa del coste de la defensa contra las repetidas
incursiones mongolas y las incursiones de los piratas japoneses que habían
asolado la costa sureste durante todo el siglo XVI. Una campaña de siete años
contra las tropas japonesas en Corea a finales del siglo XVI dejó a los Ming
exhaustos.
Durante el periodo de decadencia de los Ming, se
iniciaron las relaciones marítimas entre Occidente y China. Los primeros en
llegar fueron los portugueses, en 1521, y hacia 1557 habían adquirido una
factoría comercial en Macao. Después de 1570 comenzó el comercio entre China y
los asentamientos españoles en Filipinas. En 1619 los holandeses se asentaron
en Taiwan y tomaron posesión de las cercanas islas Pescadores. Mientras tanto,
en la última mitad del siglo XVI, habían llegado a China desde Europa
misioneros jesuitas y comenzaron a predicar el cristianismo. La sabiduría y los
conocimientos de los jesuitas pronto les dieron acceso a la corte Ming, ante la
oposición de los sabios neoconfucianos que permanecían preocupados con
problemas de orden social. Los jesuitas fueron incapaces de implantar el
cristianismo y de arraigar en China el pensamiento científico occidental.
La caída de los Ming se ocasionó por una rebelión que
estalló en la provincia de Shaanxi como resultado de la incapacidad
gubernamental para proporcionar ayudas en momentos de hambre y desempleo.
Cuando los rebeldes llegaron a Pekín en 1664, las tropas Ming estaban
desplegadas en la Gran Muralla, procurando frenar la invasión de los manchúes,
una tribu tungúsica que había obtenido recientemente el poder en Dongbei
Pingyuan (Manchuria). Los Ming decidieron aceptar la ayuda manchú para expulsar
a los rebeldes de la capital, pero tras prestar esa colaboración, los manchúes
se negaron a abandonar Pekín, lo que forzó a los Ming a retirarse al Sur de
China, donde intentaron, sin éxito, restablecer su régimen.
A comienzos del siglo XVII el imperio Ming empezó a decaer
como consecuencia de una reciente corrupción de la administración pública y de
agobio económico causado por los elevados impuestos. El descontento popular se
manifestó a través de repetidas rebeliones de los campesinos.
La debilidad interna coincidió con la aparición de un
nuevo peligro externo. Los Tártaros de Manchuria los cuales irrumpieron a
través de la gran muralla y recorrieron y saquearon las provincias
septentrionales. En 1644 los manchúes se apoderaron de Pekín, depusieron al
último soberano Ming y colocaron a su propio jefe en el trono imperial. Así
quedo en el trono la dinastía Ching la cual se mantendrá en china hasta 1912.
Gracias a la dinastía ming china pudo liberarse de la
opresión Mongol y la cultura china pudo desarrollarse en plenitud, sin embargo
debido a la corrupción y desgaste de las generaciones la dinastía Ming termino
acabando con rebeliones de campesinos, descontentos por las políticas
implantadas las cuales eran injustas y en muchos casos explotadoras, y por las
invasiones Mongolas.